viernes, 20 de junio de 2014

Futuro de Escuelas de Periodismo de las universidades

En los últimos encuentros con colegas de aquí como los amigos de CONAPE ha sido siempre una ocasión para expresar mi preocupación por el futuro de los comunicadores y la realidad de los medios de comunicación, no solo en nuestro país sino en otros continentes.

Consciente de lo reducido de la oferta laboral en las empresas periodísticas que no ha crecido a la par de la demanda existente en las diversas Facultades de Periodismo o Ciencias de la Comunicación, considero que las autoridades universitarias deben replantear sus estrategias como lo están haciendo otras universidades norteamericanas.

Es decir, tienen que asumir una responsabilidad con la formación y la oportunidad de trabajo que tienen que ofrecer a sus ingresantes y estudiantes en sus Escuelas. Solo basta preguntarse ¿Cuántos jóvenes estudian actualmente en todas las facultades de Comunicaciones de nuestras universidades?. De esa cantidad que porcentaje está titulado?. De la totalidad de los estudiantes ¿Cuántos lograron ingresar a laborar?. ¿Qué porcentaje se encuentra realizando otras labores ajenas al periodismo?.etc.

No solo se trata de lucro sino hacer ver a las futuras generaciones que no siempre es necesario estudiar periodismo para ser buen periodista o líder de las comunicaciones. Un ejemplo es nuestro mercado de medios, en la que una abogada, un psicólogo, un economista, entre otros, ocupan espacios y son influyentes desde los medios de comunicación en la que laboran o dirigen.

Además, ahora el mercado comunicacional tiene otras exigencias. Y eso amerita que las actuales Escuelas tienen que reformular. Es decir introducir nuevos conceptos como por ejemplo Facultad de comunicaciones, redes sociales, Diseño, Tecnología de la información y Publicidad. Y no como ahora que solo sean solamente cursos del plan curricular. La nueva era que vivimos y de lo que uno observa en el medio que labora, es que ahora los comunicadores no solo son reporteros o redactores, sino que al mismo tiempo pueden hacer trabajos de fotografía, cámara, diseño, edición, redes sociales, etc.

Esta es la nueva faceta de comunicadores que requieren las empresas periodísticas o las Oficinas de Comunicaciones de las instituciones privadas y públicas. A esto tienen que apuntalar las universidades para que sus profesionales estén a la altura de las exigencias del mercado laboral, pero con una buena educación y con una docencia de excelencia, de la que carecemos en algunas instituciones, para que el fruto sea: formación de periodistas o comunicadores versátiles. Ahora que se debate la Ley Universitaria, siempre es una ocasión para reflexionar acerca de nuestra especialidad y de las decisiones que deben asumir nuestras autoridades universitarias.     

jueves, 12 de junio de 2014

Andina: Inolvidable experiencia periodística

En la fecha se conmemora 33 años de existencia de la Agencia de Noticias Andina. Una enorme satisfacción ver su permanencia, consolidación y ser referente para todos los sectores políticos, económicos y otros estamentos de la sociedad por la calidad de su contenido y su fácil acceso a través de las nuevas tecnologías que ahora nos ofrece el Internet.

Al encontrar una separata especial en el diario oficial El Peruana sobre este aniversario de Andina, me viene a la memoria mi paso por las redacciones de esta empresa, cuando funcionaba en un edificio ubicado en jirón de la Unión.

Efectivamente, llegue en setiembre de 1987 invitado por los entonces redactores de esa empresa Américo Correa y Raúl Barrionuevo, que estaban destacados al Congreso de la República, en la que también me encontraba como reportero de RPP. La convivencia diaria en la cobertura cautivó la amistad y el aprecio entre nosotros hasta que un día Américo me pregunto: ¿cholito no quieres trabajar en Andina?. A la que respondí: Sí. No me preocupaba dejar una emisora de grandes proyecciones noticiosas porque estaba seguro que era parte de nuevos retos y aprendizaje para mi vida profesional.

Así un día saliendo del parlamento nos vamos hasta la Agencia y me presentan a Don Alfredo Donayre, Gerente de Prensa; quien ya había tenido conocimiento de mi deseo de incorporarme a sus filas y luego de una explicación de lo que quería de mi trabajo y de las metas de la empresa, me preguntó si estaba interesado en el trabajo a la que respondí: Si. Así me incorporo a la plana de redactores e inclusive con el compromiso de compartir con un proyecto de la misma agencia, que no llegó a materializarse, de lanzar una programación informativa en Radio La Crónica, que en ese tiempo funcionaba en uno de los pisos de un edificio ubicado en la esquina de la Plaza Grau.

Gracias a esa oportunidad tuve la suerte y la dicha de compartir la redacción teniendo como jefe de Redacción a Víctor Ramírez Canales, actual director del diario Ojo, a Nelvar Carreteros, en Informaciones y al desaparecido Roberto Castellares. Sumado a ellos,  a otros grandes maestros con amplia experiencia que eran una cátedra para mi, que sin egoísmo, me transmitieron sus conocimientos.  

Eran tiempos de maquinas de escribir y teletipos. Aquellos tiempos que salía de comisiones a diversas zonas del interior del país para la cobertura de la gira presidencial. Uno tenía que ir corriendo a la oficina de la entonces ENTEL Perú u Hotel de Turísticas para procesar la noticia y enviar a la base en Lima. En esas épocas aún  no existían Fax, celulares y mucho menos la actual tecnología que nos permite el Internet que facilitan a toda cobertura periodística.

Una bonita experiencia y cuyos archivos de los textos publicados en el diario El Peruano aún lo guardo no solo de las giras, sino de las coberturas en las diversas cumbres de mandatarios o el CADE que se realizaba, como es ahora, en diversas sedes  cada año.

Anécdotas existen muchos. La amistad sigue perdurando con colegas de ese entonces y mi recuerdo de siempre a otros que  partieron más allá. Pero, como los periodistas somos aves de paso en un trabajo, decidí retirarme en Agosto de 1991, luego que el gobierno de ese entonces derogara la Ley que otorgaba tres salarios mínimos a los periodistas colegiados. Felizmente, llegó Luis Grados a la presidencia del directorio, un amigo que conocí en la cancha como decimos cuando él era redactor del diario Ojo, y accedió a mi pedido de licencia para irme a trabajar a una comisión del Congreso para no afectar mi economía, hasta que ya oficialice mi renuncia. Gracias Andina.